jueves, 1 de marzo de 2012

Declaración 8 de marzo 2012, Día Internacional de las Mujeres


Mujeres organizadas:
¡Poder, derechos y libertades ahora!

Este 8 de marzo las mujeres estamos en las calles ejerciendo nuestro poder como sujetas políticas y ciudadanas, y como integrantes del movimiento social amplio, diverso e inclusivo que está transformando Chile.

Durante 2011, mujeres de todas las edades y condiciones fuimos protagonistas y actoras en las movilizaciones por el fin al lucro en la educación, a favor de las libertades sexuales, por la defensa de nuestros recursos naturales, por una reconstrucción post terremoto digna, por el rechazo a la violencia sexista, aportando contenidos e impulsando la participación.

Hoy, más que nunca, confrontamos una institucionalidad que, en lo económico, social, político y cultural, sustenta el sistema patriarcal y lo promueve desde el Estado, las iglesias y los medios de comunicación. El modelo neoliberal mercantiliza y transgrede nuestros derechos, precariza el trabajo y se apropia de los bienes comunes, nuestros recursos naturales.

Frente a ello, miles de estudiantes, trabajadoras, mujeres de todos los pueblos, jefas de hogar, pobladoras, artistas, intelectuales, lesbianas, bisexuales y trans, jóvenes y viejas, hemos salido a la calle a decir BASTA al lucro de las grandes empresas y de la banca. BASTA a la voracidad del mercado que violenta nuestros cuerpos, nuestra salud, nuestra educación, nuestro trabajo, nuestras vidas.

La política tradicional –que tiene en el sistema binominal una de sus expresiones– restringe nuestro poder de decisión, intenta relegarnos a roles domésticos e impide la expresión de la diversidad. En las últimas décadas, todos los gobiernos han fallado en reconocer nuestra actoría política y social, y han sepultado nuestras demandas históricas. En respuesta, y desde todos los puntos del territorio, desde los centros estudiantiles, las organizaciones vecinales, los sindicatos y las organizaciones feministas, las mujeres nos autoorganizamos, articulando movimiento social para hacer otra política, aquella que en lo cotidiano construye nuevas relaciones para alcanzar una vida mejor para todas y todos.

Esta crisis de representación y de institucionalidad nos desafía a ser protagonistas de un poder popular constituyente desde donde emerja una nueva Constitución, libertaria, garante de los derechos de todas y todos. Una nueva Constitución para y por el pueblo, que abra camino a la total libertad y emancipación de las mujeres.

Desde el Estado se insiste en que la violencia contra las mujeres es sólo un problema al interior de las familias y las parejas, ocultando que se trata de un problema estructural, inmerso en la cultura machista que nos afecta en todos los ámbitos y durante toda nuestra vida: a las niñas, las jóvenes y las adultas, a lesbianas y trans. Repudiamos la violencia física y sexual de la policía sobre las jóvenes y las mujeres indígenas; la violencia en el trabajo por exposición a condiciones laborales insalubres, incluso a costa de la vida; la violencia sexista de los medios de comunicación y la publicidad, y en el discurso y la práctica de las élites que gobiernan; la violencia institucional, visible en políticas públicas y leyes infames que condenan a mujeres que abortan, que discriminan en los planes de salud, que naturalizan la desigualdad entre mujeres y hombres.

No aceptamos la invocación de la crisis económica para imponer flexibilidad laboral y restricción de los ya precarios derechos laborales de las mujeres. Rechazamos el código laboral que obstaculiza la sindicalización, que propicia la inestabilidad en el empleo y que no permite la negociación colectiva de verdad, quedando al arbitrio de los empresarios. Repudiamos los planes de salud indignos que discriminan a las mujeres, como asimismo el sistema de AFP fracasado que entrega pensiones indignas a todos los trabajadores, y a las trabajadoras en forma particular.

Rechazamos los abusos a las mujeres inmigrantes y la negación de sus derechos al trabajo, la salud, la educación, la vivienda e identidad cultural.

A las iglesias les decimos que no queremos sus discursos machistas y medievales en nuestras vidas, nuestra sexualidad y nuestra cama. Ya va siendo hora de que el Estado asuma su carácter laico, que respete nuestras decisiones sobre continuar o no un embarazo, o con quién formamos familia (que, por cierto, no tiene relación alguna con el contrato más conocido como matrimonio), y que garantice que esta libertad sea ejercida por todas, en igualdad y sin discriminación.

Este 8 de marzo saludamos a todas las mujeres que en Chile están luchando por sus derechos en las calles, los barrios y las poblaciones, las organizaciones, los sindicatos y las asambleas ciudadanas. Nos comprometemos a seguir fortaleciendo la movilización social y el protagonismo de las mujeres en la construcción de un país auténticamente igualitario, justo y solidario, libre de dominaciones y exclusiones.

Exigimos, demandamos, defendemos:
  • Autonomía y libertad sexual y reproductiva.
  • Aborto libre, legal, seguro y gratuito.
  • Maternidad voluntaria, protegida y segura.
  • Basta de violencia hacia las mujeres. Ni una mujer menos, ni una muerta más.
  • Basta de violencias y discriminaciones contra lesbianas, bisexuales y trans.
  • No a la violencia y la represión a las mujeres de los pueblos originarios. Basta de militarización de territorios de pueblos originarios.
  • Extensión de los derechos laborales al trabajo sexual.
  • Reconocimiento y respeto de la libre opción sexual e identidad de género.
  • Trabajo digno. No a la flexibilización laboral, al trabajo precario, al trabajo esclavo, al trabajo infantil.
  • Igual salario por igual trabajo. Seguridad social, pensiones y salarios dignos y justos.
  • Educación pública gratuita, laica y no sexista.
  • Fin al lucro en la educación y en la salud.
  • No a la privatización de los recursos naturales y los servicios públicos.
  • Soberanía alimentaria y energética.
  • Vivienda, agua potable, saneamiento, tierra.
  • Paridad en la repartición del trabajo doméstico y de cuidado de la salud familiar.
  • Basta de injerencias religiosas que interfieren con el Estado laico.
  • Basta de concentración económica de los medios de comunicación. Prensa libre y comprometida en lo social.
  • Verdad, justicia y reparación.
  • Apoyo y defensa de las justas y urgentes demandas territoriales. Basta de represión y persecución a los movimientos sociales en Aysén y otras regiones del país.
  • Mujeres organizadas, mujeres movilizadas por la transformación política, económica, social y cultural.

COORDINADORA 8 DE MARZO

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