Una ciudadana ecuatoriana recibirá la pensión de viudez y todos los beneficios de la seguridad social de su compañera fallecida, Thalía Álvarez, una reconocida defensora de los derechos humanos.
El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) marca un hito histórico en la igualdad de género y en los derechos de la comunidad LGBT en Ecuador al conceder beneficios, por primera vez en el país, a sus asegurados sin distinción de género. El caso lo presentó Janneth Peña el pasado mes de agosto, quien solicitó pensión de montepío y cesantía por la defunción de su compañera Thalía Álvarez Carvallo, fallecida unos meses antes y afiliada al IESS. Ambas mantuvieron una unión de hecho durante tres años y 10 meses.
El logro no hubiese sido posible sin la constancia de Janneth, quien tuvo que enfrentarse a una burocracia anclada en valores tradicionales respecto a la familia; una función pública que ni siquiera conoce las nuevas leyes que rigen el país. “Hubo desconocimiento y discriminación de los funcionarios que en algunos casos no permiten ni hablar. No me podían recibir los papeles y dijeron que no era viable porque nunca se había hecho”, dijo Janneth en rueda de prensa.También fue clave el apoyo de algunas asambleístas, de activistas de los derechos humanos y de la Corporación Humanas, de la que Thalía Álvarez era cofundadora.
Desde el año 2008, la Constitución de la República del Ecuador reconoce diversos tipos de familia y garantiza los mismos derechos y obligaciones a los matrimonios y a las uniones de hecho, también entre personas del mismo sexo, excepto la adopción.
En un acto público celebrado este miércoles en Quito, el director del IESS entregó a Janneth Peña la prestación de montepío y la cesantía que el IESS le otorga a partir de abril de 2011. “Ahora nuestro ideal se materializa, Thalía estaría hoy muy orgullosa”, dijo Janneth en el acto de entrega.
Ecuador es el segundo país en hacer efectivos estos beneficios. En Argentina, en dos ocasiones, sendas mujeres recibieron beneficios por viudez por la muerte de sus parejas lesbianas; mientras que en Brasil un decreto de 2010 garantiza el derecho de un homosexual a recibir una pensión por la muerte de su pareja.
Thalía Álvarez fue una reconocida activista feminista, defensora de los derechos humanos, derechos de las mujeres y de la comunidad LGBT; incansable luchadora por la equidad de género y cofundadora de la Corporación Humanas Ecuador.
PERFIL DE THALÍA
Thalía Álvarez Carvallo (Quito, 22-07-1962) antropóloga, fue una reconocida activista feminista, defensora de los derechos humanos y especialmente de los derechos de las mujeres; incansable luchadora por la equidad de género, por los derechos de los más jóvenes y por los pueblos indígenas y originarios del Ecuador.
Tras enfermar de un cáncer de páncreas, Thalía Álvarez muere en la ciudad de Quito, el 22 de marzo de este año, rodeada de “su familia”, una familia formada por amigos, compañeras y personas cercanas a sus luchas y reivindicaciones, personas que la acompañaron durante su enfermedad y finalmente en su muerte. Una familia –sin vínculos de sangre- que la cuidó hasta en sus últimos detalles.
Porque en lo que respecta a la concepción de la familia, Thalía Álvarez fue vanguardista.
Sobre lo que significa y quiénes forman un núcleo familiar, Thalía dejó escrito:
“Tras el ataque al activismo por los derechos de las mujeres viene atado el fantasma de la homosexualidad, casi como siameses inseparables. El cuestionamiento a la familia a través del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo remite insoslayablemente a otros cuerpos y a otros placeres. Se ha ido articulando un discurso desde diferentes frentes en el cual la intolerancia –de palabra más que de obra– a la homosexualidad está como un subtexto cada vez más evidente. El cuestionamiento a la heterosexualidad impuesta desde el feminismo y el cuestionamiento a la obligatoriedad de una sexualidad y erotismo solamente heterosexual posicionado desde las diversidades sexuales, trastocan el orden natural y por tanto la procreación que es la razón única del contacto sexual entre los cuerpos”.
Pero no sólo de otros modelos de familia escribió, Thalía también estudió y analizó el peso agobiante que sufren las mujeres migrantes-jefas de hogar: “Tomaron fuerza tanto en Ecuador como en Bolivia discursos obviamente culpabilizadores, puesto que no bastó que las mujeres después de enfrentar el valor supremo que entraña “dejar SU familia” y adentrarse en lo desconocido, amarradas –textualmente amarradas– a una carta de invitación y ofrecimientos vagos de que a donde van tendrán un trabajo y paga seguros, las mujeres volvían a aparecer como responsables de los graves problemas que se habían reproducido en las familias con hijos e hijas “abandonadas” y víctimas-actores de incontrolables transformaciones”.
La muerte la pilló trabajando… Porque Thalía, “Tala” era una mujer excepcional que no entendía la vida sin la lucha constante por los derechos, por las personas, por los cambios… “Qué le vamos a hacer vieja, así es la vida, pero quiero volver a la Asamblea mientras pueda”… Tres meses después murió.
A su muerte, Janneth Peña, su compañera, su amiga, su amante, su pareja, inicia un lento proceso para el reconocimiento de sus derechos como viuda.
Thalía Álvarez Carvallo dedicó su vida a las personas más jóvenes, a los adolescentes, al logro de sus derechos sexuales y reproductivos, por ello junto al CEPAM apoyó diversos proyectos, y hasta 2007 estuvo vinculada a Ecuador Adolescente en 10 provincias del país.
Desde el año 2002, formó parte del Proyecto Transgénero apoyando procesos de la Casa Trans; fue profesora de la primera promoción de la escuela de formación de activistas transfeministas. Y también, en el entorno de la Casa, participó en el Diálogo intercultural, previo a la Asamblea Constituyente, en 2007, donde se formó una Coalición de activistas y organizaciones feministas y transfeministas.
El artículo 68 de la Constitución del Ecuador –en el que hoy se sustenta la pensión de viudez que ayer 14 de diciembre recibió su viuda de manos del IESS- debe su redacción a la constancia de una mujer como Thalía Álvarez.
Antes y después estuvo peleando por lograr una Constitución garante de los derechos humanos. Fue candidata a la Asamblea Constituyente con Alfaro Vive. Más tarde, asesora de la asambleísta María Augusta Calle en la mesa de Soberanía, desde que se instaló la Asamblea y hasta sus últimos días estuvo en la mesa de Derechos de las y los Trabajadores.
Soberanía, pueblos originarios, indígenas… También Thalía Álvarez trabajó con y por sus derechos. De la mano de la Asociación Latinoamérica para los Derechos Humanos (ALDHU), viajó y vivió en la Amazonía, vinculada a proyectos con las mujeres shuar y con el pueblo cofán, entre otros.
Autonomía es una palabra que casa muy bien con Thalía Álvarez, fuerza, lucha e independencia también. En 2005 funda, junto a otras mujeres, la Corporación Humanas Ecuador, para obtener logros en la justicia de género y los derechos humanos de las mujeres.
Sobre las mujeres migrantes, sobre su poder y sobre la familia, escribió: “Las voces de las mujeres han sido determinantes para crear otras referencias de análisis más allá de la tragedia y la culpa. Ellas, sin miedo, han expresado que la vida les cambió y que, pese a lo duro de la experiencia, tienen un futuro más promisorio para ellas y su familia. Sin embargo, de las libertades y autonomía alcanzadas (definitivamente ligado a la autonomía económica aunque no exclusivamente) la referencia a la familia sigue siendo fundamental. De tal fortaleza en el caso de Ecuador que las más de un millón de mujeres que fueron expulsadas por la crisis económica y la necesidad (dolarización de la economía, 1999) e inspiradas por una esperanza de cambio, son las que más rápidamente han logrado la reunificación familiar… Una tendencia que marca un hito a nivel de la región”.
El Ciudadano; tomado de Periodismo Humano
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